Sea del material que sea, el dizi es un tubo. Algunos están formados por una sola pieza, mientras que otros están compuestos por dos partes que se unen por una rosca generalmente en el medio. Los dizi de dos piezas tienen la ventaja de que, enroscando o desenroscándolos, se les puede modificar el tono.
Los extremos son la cabeza y la cola respectivamente, si los nombramos desde la punta superior derecha, a la inferior izquierda de la imagen. Estos pueden estar formados por cuerno, estar cubiertos por alguna banda, pintados o al descubierto.
En el cuerpo de la flauta, se disponen cierto número de agujeros (indiferentemente de la función que hagan) que variará según el modelo. Empezando por la cabeza, está el orificio por donde se sopla, llamado Chuī kǒng (吹孔). Después de este, está el Mó kǒng (膜孔), el orificio donde se coloca el dimo —ya hablaremos de él en otra entrada—. Seguidamente, encontramos los seis, siete, nueve u hasta once orificios de tono que sirven para proyectar las notas según los tapemos con nuestros dedos. Tradicionalmente, estos agujeros estaban separados de tal manera que cada dos, el tercero estaba un poco más separado al resto. Aún se siguen haciendo gran parte así, pero otras flautas chinas modernas los tienen equidistantes. Al final, dos agujeros en la parte frontal y uno detrás son los orificios auxiliares, denominados Jīyīn kǒng (基音孔). Flautas más tradicionales carecen de ellos. Sirven para corregir o modificar el tono si se les pone dimo, pero es raro que se usen. Así, para no hacer su existencia "vana", se utilizan para colgar una borla a modo decorativo.
En el interior del dizi, más o menos encima del chuikong, hay una pieza clave para que suene. Normalmente es una terminación de bambú o corcho que redirige las ondas hacia el cuerpo y la cola. La distancia entre esta terminación y los agujeros del cuerpo determinará la longitud de onda del sonido.
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